Desahogo #4
- Eduardo Brockman
- 12 oct 2021
- 1 Min. de lectura

Qué difícil es expresar lo que ya está claro. Es como verse al espejo y decir “hola, ¿cómo estás? ¿te conozco?”
Pues, nos cuesta reconocer lo que ya identificamos.
¿O simplemente decidimos ignorarlo?
Considero que es esto último, pues empecé a desconocerme. Sí, yo mismo no me conocía. Con esto me refiero al hecho que dejé o no hacía cosas propias de mí YO.
Sé que puede sonar confuso y no lo dudo, pero así me sentí.
Poniendo en contexto, he decidido cambiar mi rutina, con el afán de lograr una estabilidad emocional. Retomar proyectos viejos e incursionando en nuevos.
Lamentablemente, uno de mis tantos demonios se asomó y esperó pacientemente, recolectando energías para luego atacar de forma contundente. Me refiero a la Procrastinación. Sí, empecé todo y al poco tiempo lo fui dejando. Sé bien que formar y acoplarse a una nueva rutina es difícil, pues son hábitos adquiridos. Entonces, fui dejando todo poco a poco. Al punto de que caí (de nuevo) en un estado ansioso. Un colapso.
Esta vez, al poder reconocer todas las señales, lo pude controlar y sigo controlándolo. Pues no he dejado que dicho demonio me frene y continúo realizando dicha rutina, claro, no todo en su totalidad, pues sé que si inicio todo de un tirón volveré a colapsar.
Escribo esto como desahogo y testimonio de mi estado positivo con respecto a mi ayer. Estoy luchando, todo a su momento ¿y saben qué? Si no es ahorita ¿entonces cuando?
Cambiando, renovando.
Comentarios